Celebrando la vida con una plegaria en movimiento

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Hace un par de semanas murió Nita, una perrita que vivía con nosotros en mi comunidad núcleo Déndera. Pequeñita, negra, llena de energía, siempre estaba moviéndose, sonriendo y jadeando. Ese día yo llegué a casa al anochecer y cuando iba caminando desde el árbol del saludo hacia la casa, vi a algunos de mis compañeros de núcleo formando un círculo alrededor de un fuego, que habían encendido en honor a Nita. Había tristeza, aunque también dulzura, como si su pérdida nos hubiera permitido mostrar la ternura que hay en nuestros corazones, normalmente mantenida en un nivel por debajo del radar perceptivo de los demás.
Yo me sentía cansada, hambrienta, débil, removida por todos los acontecimientos del día, así que fui dentro para cenar, en vez de ir directamente al fuego. Más tarde, cayendo la noche, con las fuerzas recuperadas, me dirigí hacia el fuego. No había nadie más alrededor. Me senté en uno de los bancos hechos con troncos de árboles, con la intención de hacer algo meditativo y espiritual para ofrecérselo a Nita. Parecía inapropiado. Nita estaba siempre corriendo y saltando a nuestro alrededor, a veces metiéndose entre nuestras piernas, muy a menudo revolviendo en la cocina y mordisqueando el compostaje, moviendo su diminuta cola con una frecuencia equivalente a 16.000 hertzios. Fue siempre una hiperactiva bola de vitalidad, por lo que no me parecía adecuado quedarme sentada inmóvil y en silencio enviándole amplias, lentas y profundas respiraciones para acompañarla en su viaje.
Entonces me levanté y comencé a caminar en círculos alrededor del fuego, no tan rápido como ella lo haría, aunque con una pizca de energía. Entonces me vino esto… una sencilla plegaria que envié a Nita con movimientos de Danza sagrada, haciendo cada gesto detenidamente y con intención, mientras daba vueltas alrededor del fuego, con un salto aquí y un giro allá, moldeando mi cuerpo según los pensamientos: agradeciéndole la alegría que trajo a nuestras vidas, ayudándola en su camino con amor y victoria para ir hacia la luz. Y en ese momento sentí que se había completado.
La danza sagrada damanhuriana es muchas cosas. La Universidad de Damanhur nos lo mostrará en un curso de dos días, el 22 y 23 de agosto, así que si queréis, podréis descubrir lo que es para vosotros. Yo me doy cuenta en ciertos momentos, bailando esta lengua codificada, que el lenguaje arquetípico del cuerpo es una manera de reportar gratitud, de dar significado y cerrar etapas importantes, saturadas de emociones (momentos de pérdida, de transformación, de alegría, deseos, celebraciones, nacimientos, muertes y amores).
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