¿El bosque sabe que es un templo?

VISIÓN ESPIRITUAL
¿Creéis que es consciente de ello? Sobre todo, ¿se considera como una sola entidad, o cada planta, cada brizna de hierba, cada claro tiene vida propia?
La inteligencia, la sensibilidad y la percepción del mundo vegetal son, desde los primeros años, un argumento de gran interés para todos nosotros. Durante este tiempo, en Damanhur, se han llevado a cabo muchas experiencias de contacto emocional-telepático con árboles y plantas de las casas, que han tenido lugar también en cursos abiertos al público, más allá de los conciertos de música de las plantas en vivo y disponibles en cd. Muchos dispositivos experimentales han sido desarrollados por algunos de nuestros técnicos, más sensitivos y especializados en circuitos electrónicos, en particular durante los años 80, para estudiar la comunicación y la posible reacción del mundo vegetal: pequeños vehículos con motor eléctrico que las plantas podían dirigir, invernaderos autogestionados en los cuales las plantas regulaban el agua y controlaban las cortinas para la exposición solar, cerraduras que se abrían cuando la planta percibía la llegada del dueño de la casa y otras diabluras.
El dato final es que las plantas piensan, perciben, reaccionan, se comunican entre ellas y están disponibles a hacerlo con los humanos. La característica, quizás más interesante, del mundo vegetal es su capacidad para identificarse como colectivo de criaturas: la brizna de hierba se reconoce más en el prado que en su tallo, y desde el arbusto más grande, hasta los árboles adultos, tienen una fuerte identidad tanto personal como de grupo.
Falco Tarassaco explicaba que el mundo vegetal, y por extensión el mundo de la naturaleza, vive instintivamente esta condición sobre su existencia: un claro, un manantial, la ladera arbolada de una colina, un prado, todos ellos desarrollan una personalidad colectiva en la que confluyen todas las distintas personalidades de cada forma presente.
Bajo tierra corren, a través del contacto entre todas las raíces presentes, millares de conexiones, que darían envidia a cualquier ordenador. Esto explica también la manifestación de distintas entidades, espíritus de la naturaleza, esas fuerzas que habitan y animan los ambientes naturales y se hacen perceptibles a quiénes son más sensibles. De hecho, como decía Falco, perceptibles a quien no rechaza su percepción, por miedo, por principios, por presunción.
Nosotros, damanhurianos, nos dirigimos al Templo Bosque como una única criatura. Los mensajes que lanza a través de los sueños y las intuiciones que llegan a través de los circuitos y las espirales, demuestran cada día que el bosque tiene una clara consciencia de su alma. Además, un bosque es un templo por naturaleza, un lugar de encuentro y de intercambio de reinos naturales y de dimensiones diferentes, que deja de serlo cuando es profanado, explotado, cuando se desnaturaliza su esencia.
¿Has hablado alguna vez con un árbol o escuchado la voz de un bosque? ¡Cuéntanos tu experiencia, cada ocasión de intercambio de estos encuentros únicos es preciosa!
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