Fuera de los esquemas

Ene 15, 18 Fuera de los esquemas

VIVIR EN COMUNIDAD

 

 

 

El primer día que llegué a Damanhur, en 1983, entre los primeros damanhurianos que conocí estaba Tacchino Noce. (Tacchino significa Turquía en italiano). Recuerdo que mi acompañante me lo presentó porque, dado que acababa de regresar del Viaggio (viaje),  podía explicarme algo más sobre el Juego de la Vida.

Tacchino me miró de un modo angelical desde su altura de 1,96 m. y sin ningún preámbulo me dijo, con una expresión tan seria que daría envidia a Buster Keaton (actor cómico del cine mudo): «Desde que me apunté al Juego de la Vida (momentos de suspense, no hablaba y me miraba a los ojos muy serio, yo violenta no sabía donde mirar)…no sé ya quien soy», concluyó con expresión grave.

Ahora probad a poneros en mi piel: yo fui a Damanhur porque vi un programa televisivo en el que una banda de locos desatados (los damanhurianos) querían crear una nueva sociedad espiritual a la medida de sus sueños compartidos, y para realizar este ideal el medio que eligieron se llamó «Juego de la Vida”, una estrategia de cambio basada en el intercambio de sus talentos y en el juego al 100%. La transmisión daba a entender que los damanhurianios eran personas cuanto menos extravagantes, por no decir completamente mal de la cabeza. Al llegar a Damanhur la sensación de haber caído en medio de una banda de locos se confirmó totalmente y encima la primera persona con que hablo del juego me contesta así… ¿Cómo os habríais quedado vosotros?

Yo me quedé con la boca abierta mirando a Tacchino, que con la boca cerrada me miró a su vez por un tiempo que me pareció interminable. No supe qué pensar, pero había dos posibilidades: ¡o Tacchino estaba completamente loco, o me dijo algo verdaderamente cierto, de una manera tan directa que te hacía salir de los esquemas, del todo, ya fuesen mis esquemas o los de cualquier otra persona «normal!»

Mi acompañante me salvó de aquel embarazoso silencio, me llevó a conocer a otras personas y a completar la visita a Damanhur. Al final de aquel día regresé a casa con la sensación de que nunca podría encontrar en ningún otro lugar esa sana mezcla de locura, verdad, sueño y optimismo que encontré en Damanhur.

Me apunté al Juego de la Vida sin saber exactamente el porqué, pero la mirada de Tacchino, aquella frase tan sucinta y verdadera había tocado mi mente y mi corazón, y decidí saber algo más. Partí con el Viaggio (viaje) y también mi vida cambió, se volvió más loca, feliz y verdadera como yo. 

También yo, como Tacchino, dejé de saber quien era, pero empecé a entender en quien quería convertirme… y aquel sueño, aquel deseo de transformarme en lo que quería ser se ha realizado.

Formica Coriandolo

 

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