¡Es tan fácil decir Dios!

Abr 17, 18 ¡Es tan fácil decir Dios!

VISIÓN ESPIRITUAL

 

 

Divinidad, Dios, divino: ¿qué queremos decir realmente cuando usamos estas palabras? Y, queriendo hacer un juego, como esos pasatiempos con los que uno debe sugerir a los demás una palabra sin pronunciarla, ¿de cuántas maneras podemos describir lo que significan divinidad, Dios, divino? Probemos también nosotros a jugar, ¡sin descartar ninguna palabra!

La naturaleza de Dios es de por sí tal que muchas definiciones son apropiadas. Según la Escuela de Meditación de Damanhur sin embargo, primero debemos clarificar la «entidad» a la que queremos referirnos.

Puede ser el Motor Inmóvil, que comprende todos los universos y todos los planos de existencia, indiferente, inmenso, contenedor de todo lo que hay, no contactable por nosotros, pobres humanos, porque está demasiado lejano (y muy cerca, siendo Dios absoluto…). Puede tratarse de la Divinidad Primordial Hombre, fuerza primordial que habita en la dimensión llamada Real, que en épocas remotas penetró en nuestro universo (la visión de la física espiritual  es la de los multiuniversos, físicamente distintos, y nosotros habitamos en el universo de las formas) y preside la evolución de todas sus criaturas. En este caso, se trata de un Dios no creador, porque el universo de las formas existía antes de que él lo habitara; por otra parte, es un Dios extremadamente atento en su relación con la humanidad, ya que sabe que de las experiencias de los seres vivos deviene su posibilidad de crecer, evolucionar, volverse cada vez más poderoso. En resumen, nos ayuda.

Finalmente, podemos referirnos a aquellas fuerzas que pueblos de todas la épocas, con excepción de aquéllos ligados al monoteísmo, han descrito como divinidades, atribuyéndoles prerrogativas y características más o menos favorables para los humanos. Así, en el panteón antiguo conviven fuerzas consideradas parciales para algunos, para otros poderosísimas, que ayudan a los pueblos e individuos en su camino de vida y crecimiento.

Pero si lo pensamos bien…
Todo esto abre a consideraciones posteriores. Por ejemplo: ¿existe realmente el Motor Inmóvil, como una entidad consciente de sí misma, o es simplemente una imagen para explicar la inmensidad de lo que existe? Y de todos modos, si pensamos en ello, nos damos cuenta de que su existencia es irrelevante para nuestra vida, pues siendo absoluto no puede ejercer el libre albedrío, es decir, la elección, ya que elegir significa excluir algo, un acto que no está previsto en su naturaleza

Diferente es el discurso relativo a la fuerza de nuestro universo, la Divinidad Primordial Hombre. Es la divinidad máxima que podemos concebir y de alguna manera percibir, y que expresa interés sobre las criaturas del universo. Las grandes religiones parecen aludir a ella, aunque la confunden en algunos casos con el Motor Inmóvil. Aunque no es creador, representa el ADN del universo mismo, ya que impregna cada esquina y cada criatura.

Finalmente, las divinidades de los pueblos, es decir, las inteligencias que viven en su propia dimensión y que la humanidad siempre ha buscado atraerse atribuyéndoles características comprensibles para los hombres, lo que les permite expresar devoción hacia ellas, obteniendo a cambio ayuda y protección. Las culturas modernas, que se derivan de las que se han formado en textos épicos, desde los poemas homéricos hasta los mesopotámicos, le deben mucho a esta visión.

¿De qué hablamos, entonces cuando hablamos de Dios?

¿Dios es laico?
¿Y podemos hablar de esto en términos simples? Según Damanhur, sí. El punto central de este discurso es aquélla que llamamos Divinidad Primordial, que en esta concepción representa una entidad «superior», pero cuya superioridad es «natural», es parte de un reino de lo existente del mismo en que las otras criaturas forman parte de los reinos animal, vegetal y mineral: un león, en comparación con un microbio, es ciertamente superior, pero ciertamente no es sobrenatural.

La Divinidad Primordial representa la energía única, homogénea y unificadora que toca cada aspecto del universo de las formas. Tiene la característica de hacer que todo el universo sea «continuo», en el que cada célula está conectada entre sí con las otras. Cuando pensamos en este Dios, estamos dentro de un pensamiento que nos da la posibilidad de proyectarnos en cada rincón del universo.

 

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