Poder puro

VISIÓN ESPIRITUAL
Vuelo sobre la vanidad de los dioses, sobre la voluntad de los hombres, más allá de los confines entre un universo y otro, a través de la vida, la muerte y los estadios intermedios. Lugares de la creación, mundos, galaxias, materiales inconcebibles, pensamientos, ciudades, altares, mentes de raza, historias románticas, mentiras: viajo alrededor de lo que existe. Tengo el poder de decidir la dirección en la cual me muevo y de elegir un punto en el cual detenerme. Tengo el poder de decidir lo que, entre las miles de oraciones, sacrificios, templos, poesías que me envían, me motiva a cambiar la dirección. Todo me llama, mucho me interesa, nada puede atraerme, yo decido la dirección. Y sé cómo conceder energía. Yo contengo, mido, distribuyo.
(toco tu alma suavemente para recordarte, que eres solo amor….)
¿Creo? Doy fuerza ¿no es quizás más?
Meteorito, lanza, escudo, copa: en tu mundo éstos son los vestidos que hasta hoy me han dado, que tú has recogido, con los que me has cantado. Yo no soy ninguno de ellos, pero a través de ellos manifiesto que existo, como hace un pájaro sobre las ramas de un árbol, que no es su propio canto pero a través de él anuncia su llegada.
¿Qué soy? Soy otro, puedes reconocerme por las diferencias, por aquello que no soy.
¿Qué no soy? Todo lo que puedas definir y por lo tanto encerrar en una forma, en un pensamiento o en un nombre. Tú, realmente, no puedes comprenderme, pero es preciso que lo intentes, porque así me das la posibilidad de decidir si dejarte comprender.
Poder puro
Mas no tengo el poder de convivir con fuerzas más débiles que yo. Puedo transitar y detenerme, no quedarme. Mi naturaleza quema lo que encuentra, si lo que encuentra no está preparado para el encuentro; y nunca lo está, aquí en tu mundo, no por debilidad sino porque la limitación en la forma y la vaguedad en el tiempo representan los códigos de tu universo. Alcanzo los puntos más brillantes, las estrellas más luminosas en los universos habitados y me detengo en contacto con ellos durante un tiempo ni necesario ni suficiente, sencillamente un tiempo posible.
¿Es esto libre albedrío? No, es libertad, la expresión más alta del libre albedrío.
Ahora elijo, en tu mundo, visitar a las criaturas humanas una a una. Ya no soy la copa, olvida todos los símbolos en los me has circunscrito cada vez. Ahora no eres tú el que tiene que buscarme, soy yo el que entro dentro de ti, como una anomalía en tu cuerpo. Cuando estás enfermo, yo estoy dentro de ti. Tú estás cerca de mí. Tienes la posibilidad de ponerte en contacto con mi esencia. La enfermedad es la señal de mi cercanía, como en un tiempo lo fue el cáliz, buscado por los caballeros y hombres de fe, el contenedor de mi fuerza. Ahora, en esta nueva época, elijo manifestarme a todos, no solo a quien «sabe.» Te toca a ti comprender por qué he venido a buscarte, qué he venido a decirte, y cómo mantener lo destilado en nuestro encuentro, después de que hayas superado la enfermedad con la que me he anunciado.
No temas por el deterioro de tu vigor ni de tu salud, porque gracias a eso puedes percibir que yo existo. Aprende a comprender en tu visión de las cosas tanto la buena suerte como el esfuerzo que cuesta atravesar el desierto, cuando nos damos cuenta de que ya no somos dueños de nuestro cuerpo, y desearíamos serlo aún.
Estando cercano también a quien sufre y a través de él estarás cerca de mí. Generaciones enteras de viajeros espirituales darían muchas de sus vidas por esta oportunidad. Vívela también por ellos, que existían cuando yo decidí no estar ahí, vívela también por ellos y proyéctala, a lo largo de las líneas del tiempo, hacia ellos. Tendrán entonces la posibilidad de acercarse a mi, en la forma que tuve entonces, y de imaginar el futuro, es decir, tú. Yo desplazo energía, la mido, la vierto en el tiempo, que como un gran sistema de vasos comunicantes mantiene el equilibrio de la vida.
Y nada debe ser desperdiciado, y todo es utilizado y regenerado.
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