El silencio divino para comunicar


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VISIÓN ESPIRITUAL
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Angerona, diosa primordial de la región romana, es la protectora del silencio y de los secretos. Es una diosa difícil de definir, escurridiza, de la que incluso los autores antiguos no pueden dar un retrato preciso, y a veces se confunde con otras figuras divinas.
Angerona no tenía templos dedicados, pero las estatuas con su figura eran muy populares. Los sacrificios oficiales a la diosa se ofrecían en el Templo de Voluptas, donde era custodiada su estatua votiva, el día 21 de diciembre. Algunos dicen que su nombre proviene del griego, e indica una fuerza que abre el retorno del sol.
Angerona es uno de las diosas protectores de Roma, y guardiana del nombre secreto de la ciudad, que no podía ser revelado públicamente ni pronunciado en voz alta, para evitar que los enemigos se enteraran y ganaran poder sobre la ciudad. Algunos estudiosos han sugerido que el verdadero nombre de Roma era el de esta diosa.
Su imagen clásica representa a una mujer con una venda en la boca, con el índice derecho en los labios para pedir silencio. Para los romanos, este gesto indicaba también la capacidad de ocultar la ansiedad y con paciencia alcanzar la mayor felicidad. En las paredes de los Templos de la Humanidad en Damanhur, la venda de Angerona ha sido reemplazada por un ligero velo que cubre su rostro y permite vislumbrar su intensa y concentrada expresión, para enfatizar que el silencio que hay que buscar es sobre todo el silencio interior, para encontrar dentro de uno mismo las llaves del alma.
Angerona alivia el sufrimiento físico, emocional y psicológico. Según algunas fuentes, su nombre se refiere a la angina de pecho porque la diosa puede curar los problemas cardíacos, cuidando así el corazón desde el punto de vista de los sentimientos y la salud. La diosa también protege los amores secretos y clandestinos.

El silencio y la discreción son hoy más importantes que nunca, para ser redescubiertos y honrados. Si el último siglo ha sido el de la comunicación, el nuestro es el del parloteo constante, del flujo adecuado de palabras y noticias confusas, de opiniones y contra-opiniones, de fake news y propaganda enmascarada como consejo de expertos. Redes sociales, revistas online, blogs, programas de televisión y radio de mala calidad, si no tenemos cuidado, si no buscamos el silencio con voluntad e intencionalidad – crean una constante banda sonora cacofónica en nuestra vida, de la que es difícil escapar incluso en el restaurante, en las calles, en las tiendas…
Nuestra mente no puede procesar tanta información contradictoria continuamente, y al mismo tiempo si no tenemos cuidado, podemos volvernos adictos a las noticias –especialmente las negativas– que crean un cóctel devastador de hormonas en nuestro cerebro que desencadenan miedo, confusión, depresión. Nos hacen estar asustados e impotentes, incapaces de oír la voz sagaz dentro de nosotros que podría indicarnos qué hacer, cómo actuar para nuestro crecimiento y nuestra felicidad.
Angerona puede ayudarnos a recordar que el silencio y la discreción son fundamentales para aprender a distinguir lo que es importante de lo que no lo es, lo que tiene valor de lo que indica solo vanidad y complacencia. Angerona nos enseña a distinguir lo verdadero de lo falso, invitándonos a reflexionar, pidiéndonos que distingamos entre lo que oímos resonar en nuestro interior y lo que en cambio destruye el precioso jardín de nuestros valores y los pasos que damos hacia nuestra realización humana y espiritual. Seleccionemos a qué fuentes de información queremos poner nuestra atención, elijamos tener cada día un rato en silencio, reaprendamos también a escuchar a los demás en silencio y callados. Poco a poco, las voces que llegan de dentro nuestro serán amplificadas y sabremos distinguir mejor el verdadero valor de las opiniones y la información que nos llegan de fuera de nosotros. Finalmente, elijamos hablar sólo para decir cosas que realmente signifiquen algo para nosotros, palabras que añadan valor a la vida de los demás, no confusión, miedo, ira…

Angerona hoy probablemente sería la protectora de nuestras contraseñas, para ayudarnos a mantener lo que es valioso, lo que no queremos que otros vean. Y tal vez hoy, también es la diosa que llevó a los periodistas estadounidenses a rectificar los datos falsos que Trump, aún presidente, que declaró en la televisión durante el recuento de votos gritando que era fraude para no admitir su derrota electoral. Una diosa que no soporta las mentiras, que pide dignidad de la palabra y respeto por la voz que, como las tradiciones místicas de tantos pueblos enseñan, tienen el poder de crear.
El cielo nunca está tan claro y brillante como después de una tormenta. De la misma manera, la verdad nunca es tan clara después de haber guardado silencio para crear el espacio para acogerla. Al menos por un día, apaguemos nuestros teléfonos móviles y todas las fuentes de noticias, comentarios, charlas para estar completamente en el aquí y ahora. Escuchemos los sonidos de los pájaros, el susurro del aire, la voz de la tierra. Y escuchemos atentamente a nuestro corazón, que ciertamente tiene algo importante que decirnos, si tan sólo elegimos escuchar.